viernes, 11 de diciembre de 2009

Cultivos sin tierra

Las ventajas que presenta la técnica de cultivo sin suelo son las siguientes:

Provee a las raíces en todo momento de un nivel de humedad constante, independiente del clima o de la etapa de crecimiento del cultivo.
Reduce el riesgo por excesos de irrigación.
Evita el gasto inútil de agua y fertilizantes.
Asegura la irrigación en toda el área radicular.
Reduce considerablemente los problemas de enfermedades producidas por patógenos del suelo.
Aumenta los rendimientos y mejora la calidad de producción.

Las características que debe poseer cualquier material para ser usado como sustrato son las siguientes:
Ser de naturaleza inerte. Esto permite un buen control de la nutrición, que es casi imposible lograr en suelo debido a la gran cantidad de reacciones que en éste tienen lugar.
Tener una relación aire/agua equilibrada, para evitar los problemas de falta de aireación por riegos excesivos con la consecuente falta de oxigenación de las raíces.
Ser de fácil lavado de sales. Esto da opción a paliar en parte las pérdidas de producción que se suceden en cultivos en suelo (especialmente los arcillosos o suelos con napa freática alta) por acumulación de dichas sales.

Los sustratos que poseen en mayor o menor grado las características mencionadas anteriormente son: Turba, Perlita, Lana de Roca, Grava, Arena, Vermiculita.

Arena

Ente los sustratos mencionados, el que tendría mayores posibilidades de ser usado en nuestro país sería la arena, por ser el más económico y además supone un distanciamiento menos drástico de las metodologías tradicionales del cultivo en suelo.
Las características físicas de la arena se pueden resumir en una alta densidad y una baja capacidad de retención de humedad útil para la planta. Estas propiedades se han aprovechado usándola en mezclas con otros sustratos como la turba, proporcionando un mayor drenaje y aireación del sustrato.

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